Estamos en épocas electorales en todo el reino en lo que respecta a municipales y en algunos lugares por lo que concierne a la comunidad. Ahora es cuando la ciudadanía opta por unos u otros pastores para que las ovejas sean esquiladas según el pastor que salga de esos comicios.
Es habitual el comentario entre las ovejas de indicarte, con cierta vehemencia en algunos casos, que si no votas no tienes derecho a opinar. Ciertamente es un comentario bastante simple y sin ninguna lógica, puesto que este sistema democrático que nos han dado no permite muchas libertades al respecto a las opiniones.
El elector se dirige a la urna a depositar su confianza en un partido u otro, el cual puede ser elegido o no para representar el municipio, la comunidad o el mismo Estado, en listas cerradas, es decir que, ya de inicio no puedes ni elegir al candidato, ya que el mismo partido se encarga de confeccionar la lista de pastores que tiene que gobernar al rebaño.
Una vez depositado el voto, es recontado, y el pastor ganador se hace con el poder y hará durante el tiempo que permanezca en la poltrona lo que le interesa más, a él mismo y a otros intereses que nada tiene que ver con la mayoría que lo ha votado, lo máximo que puede hacer el rebaño es protestar por esa afrenta, por ese engaño o, por llamarlo claramente, por ser utilizado para unos fines que tan solo enriquece a unos pocos. Eso sí, protestar sin ningún derecho ya que ellos, con su papeleta en la urna, le han dado la legitimidad para que haga lo que estime oportuno, en este caso favorecer a los poderes fácticos, ya sea financiero, religioso, burgués, terrateniente, etc.
Los que votaron una opción y su pastor se quedo sin poltrona, estos solo pueden protestar, sin ninguna legitimidad, por cierto, si éste no hace una oposición razonable con lo que predicó en su campaña electoral. Eso sí, tendrá las dadivas y los honores que le proporciona el cargo gracias al apoyo electoral del rebaño.
Ahora bien, existe el que vota en blanco, se dirige a su colegio electoral y con maña y resolución emite su voto en blanco. Este será repartido en parte proporcional entre los pastores que se han presentado para concienciar al rebaño, pero éstos han emitido su veredicto, aunque el proceso sea totalmente privado. Estos tampoco están legitimados en la protesta, ya que con su voto está legitimando a los pastores, es más, está dando aire a todos ellos sin excepción.
Realmente y con toda legalidad, el que realmente puede protestar legítimamente es el que no se acerca al colegio electoral para legitimar este reino, un reino donde la única opción del pueblo es el de elegir cada cuatro años a una serie de elementos que se rigen por una constitución que no asegura lo publico en la sanidad, en la educación y la vivienda, entre otras cuestiones, como puede ser la seguridad jurídica para todos por igual.
Lo que promueve el no ir a votar, es decir, lo que se denomina la abstención activa, es simple y llanamente el conseguir una abstención tal que provoque cambios sociales significativos. Cambios que no supongan un beneficio para los poderosos. Con el sistema actual, con políticos burgueses, el pueblo no está protegido. Lo estamos viendo cada día en los retrocesos sociales, en la privatización de la sanidad, en la privatización de la educación, con la ley mordaza que te limita y te coacciona ante el derecho a la protesta, el derecho a la vivienda no existe, la justicia está hecha a medida de los pastores, de los poderosos y de las grandes empresas, la libertad de prensa no existe, existe la prensa amordazada, los medios de comunicación de masas que te dan la información que a ellos le interesa, una manipulación obvia que tan solo puede convencer a personas adormecidas o con falta de objetividad, también a fanáticos de las dos vertientes, de la izquierda y de la derecha.
En definitiva, que el rebaño vaya a votar a su pastor, que estos ya se encargaran de esquilarlos y sacar una buena comisión por la lana.
Fernando Infante